Campamento de Verano
Este año, Ania se fue por primera vez a un campamento de verano ☀️. No fue una decisión fácil de tomar porque hay muchas preocupaciones que vienen a la cabeza. Pero había más cosas positivas y, además, ya conocíamos ese campamento porque su hermano había ido el año anterior. Así que la mandamos.
Durante las semanas previas, conversamos con ella acerca de medidas de seguridad, cuidado personal, obediencia, prudencia y todo lo que se nos pudiera venir a la mente. Se fue una semana y regresó feliz, llena de historias para contar y aprendizajes.
Salieron a relucir rasgos de su personalidad, como la facilidad que tiene para hacer amistad (no conocía a nadie en el campamento y regresó llena de amigas), la empatía con otros (una niña de su cuarto lloraba en las noches porque extrañaba a su mamá y ella la consolaba y hacía lo posible para que pudiera dormir), el entusiasmo, la competitividad y liderazgo (al ponerle punche a su equipo y animarlas a todas para ganar las competencias).
Ha sido una experiencia de mucho crecimiento para ella (y para nosotros), donde ha podido desenvolverse lejos de sus padres y mostrar lo independiente y responsable que es con ella misma y con sus cosas ( se echaba bloqueador y repelente cada 3 horas, no perdió nada 💪🏻 y su maleta estaba organizada por ropa limpia, sucia y mojada 👍🏻).
¿Mandarían a sus hijos a un campamento de verano? ¿Por qué sí o por qué no? ¿De qué dependería que los manden?
Sin comentarios