Adaptarme
Tengo dos hijos bastante diferentes entre sí. Uno es más testarudo, analítico y decidido, la otra es más dócil, empática y reflexiva. Pero algo que demoré en darme en cuenta es que las formas que usaba con mi hijo mayor, formas adecuadas a su carácter, las continué usando con la menor. Esas formas, sin darme cuenta, herían su sensibilidad.
Ella no necesitaba tanta firmeza para funcionar, su docilidad la hacía maleable a las indicaciones tranquilas, pero yo seguía con la misma firmeza adecuada para el mayor.
Luego entendí que lo justo para ellos, lo que necesitaban para ser formados era que yo me adapte a cada uno, y les enseñe y corrija de acuerdo a su personalidad individual.
Esto era más demandante para mí, en paciencia, creatividad, recursos emocionales, buen humor, flexibilidad, humildad, ¿ya dije paciencia?
Pero el fruto lo vale.
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